miércoles, 4 de septiembre de 2019

El reciclaje de los metales y el entorno medioambiental


El reciclaje de los metales contribuye significativamente a no empeorar el entorno medioambiental actual. 

Al reciclar chatarra, se reduce significativamente la contaminación de agua, aire y los desechos de la minería en un 70 por ciento. Asimismo, obtener aluminio reciclado reduce un 95 por ciento la contaminación del aire, ahorra un 90 por ciento de la energía consumida al elaborarlo y contribuye a la menor utilización de energía eléctrica, en comparación con el procesado de materiales vírgenes.
Aproximadamente, el 60 por ciento de acero nuevo producido en Norteamérica es elaborado con rechazo de hierro. Sólo en Estados Unidos, las empresas de reciclaje de hierro viejo negociaron más de 130 millones de toneladas de productos reciclados destinados para el uso doméstico y exportación. Estos productos reciclados representaron aproximadamente 30.000 millones de dólares para una industria que emplea más de 30.000 personas en ese país.

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 Reciclando una lata de aluminio se ahorra la energía necesaria para mantener un televisor encendido durante tres horas, pues este metal se utiliza en todo tipo de utensilios de nuestro alrededor: instrumentos musicales, motores, aviones, automóviles, bicicletas, latas de bebidas y una diversidad de artículos caseros de consumo.
Una gran ventaja del reciclaje del metal, en relación al papel, es el ilimitado número de veces que puede sufrir este proceso. Además, el reciclaje del metal aporta dos principales beneficios:
• Reducción del impacto ambiental que produce la extracción de materias primas.
• Recuperación del acero de las latas usadas es infinitamente menos contaminante y nocivo que la producción de acero nuevo.

En cuanto a las latas, al ser fabricadas a partir de hierro, zinc, hojalata y sobre todo, aluminio, se ha convertido en un auténtico problema al generalizarse su empleo como envase de un solo uso. El aluminio se fabrica a partir de la bauxita, un recurso no renovable, para cuya extracción se están destrozando miles de kilómetros cuadrados de selva amazónica y otros espacios importantes del planeta. La producción de aluminio es uno de los procesos industriales más contaminantes: para obtener una sola tonelada se necesitan 15.000kw/h, con los consiguientes impactos ambientales, se producen 5 toneladas de residuos minerales y se emiten gran cantidad de dióxido de azufre, fluoramina y vapores de alquitrán, que contaminan la atmósfera y provocan lluvia ácida.
Si estos residuos son enterrados, contaminan las aguas superficiales y residuales a causa de los aditivos y metales pesados que se incorporan al aluminio; por otro lado, si son incinerados, originan la contaminación de la atmósfera.

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 En definitiva, el incremento de los residuos sólidos urbanos (RSU) y el fuerte impacto medio ambiental que estos provocan, ha provocado una campaña de sensibilización que tiene como objetivos la disminución de la contaminación en general y el consumo de energía. Esto implica la utilización de menos combustibles fósiles que a su vez, generaría menos CO2 que no contribuiría al cambio climático y por tanto, se reduciría el efecto invernadero.

En el caso de la industria del metal, el beneficio no se contempla sólo desde el punto de vista ambiental y social, sino también económico, ya que se reduce el gasto de energía requerida para el proceso de fabricación de los nuevos envases y ha supuesto la aparición de empresas con complejos sistemas de trituración de metal, provistas de aplicaciones de motor eléctrico y sistemas de control de automatización destinadas a ese fin, con la consiguiente creación de puestos de trabajo que ello implica... Fuente original - ( Gracias a: interempresas.net )


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